"Fondeamos en la rada de Santa Cruz, donde existe un muelle, sólidamente construido de piedras volcánicas negras, muy duras, redondeado por su extremidad en forma de media luna, en cuyas troneras hay cuatro piezas de a dieciocho y tres de veinticuatro.
Tuve el honor de que Su Excelencia me mostrara el asilo, ellos lo llaman Hospicio de San Carlos, en honor a su Rey Carlos III, con cabida para 120 niñas y otros tantos niños pobres que aparentaban tener un semblante alegre. En una estancia espaciosa, mujeres jóvenes, con una vestimenta decente y pulcra organizaban admirablemente sus ruecas y telares. Gracias a esta humana institución, un buen número de personas se vuelven útiles y laboriosas en un país donde los pobres, por la indulgencia del clima, son demasiados propensos a preferir una vida de inactividad."
Diario de a bordo de William Bligh