Hombres de la Mar

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John Silver el Largo

John Silver el Largo es un personaje ficticio de la novela La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson. Silver tiene varios apodos, entre ellos "Barbacoa" o "El cocinero de a bordo" (en inglés, "The Sea-cook", que también fue un título alternativo para la novela de Stevenson). John Silver El largo, encontrando el esqueleto de Allardyce, ilustración de Georges Roux, 1885. Perfil

En la Isla del Tesoro, John Silver El Largo es un pirata, que al principio parece que su actitud es favorable para el viaje a la isla del tesoro, sin embargo, termina revelándose como el antiguo contramaestre del capitán Flint y el cabecilla de los amotinados. Silver relata haber servido en la Marina Real y perdido su pierna bajo "El Inmortal Hawke", no obstante, descubrimos que en realidad la perdió en un abordaje pirata frente a Trinidad.

Como en muchos de los personajes de Stevenson, presenta más de una dualidad; en apariencia Silver es un marinero trabajador y agradable, y sólo a lo largo del relato su naturaleza infame es gradualmente revelada. Su relación con Jim Hawkins, el protagonista de la novela, es interesante, ya que Jim lo ve como un gran y audaz hombre por el que siente una profunda admiración, con esto se crea un gran choque y emoción cuando es descubierto que él es responsable del motín, y especialmente cuando Jim debe enfrentarse y luchar contra él.

Aunque dispuesto a deshacerse de sus antiguos aliados en cualquier momento en función sólo de su supervivencia, Silver tiene virtudes compensatorias: es lo bastante listo como administrar el dinero, a diferencia de la tendencia al derroche que caracteriza a la mayoría de los piratas, y es físicamente valeroso a pesar de su minusvalía física; por ejemplo, cuando encuentran el escondrijo de Flint vacío, él con serenidad se mantiene firme contra cinco hombres peligrosos a pesar de tener sólo a Hawkins con él.

Cuando Silver se escapa al final de la novela, se lleva "trescientas o cuatrocientsas guineas" del tesoro con él, siendo así uno de los dos únicos antiguos miembros de la tripulación de Flint que pudo poner sus manos sobre una parte del tesoro -el abandonado Ben Gunn es el otro, pero él lo gastó todo en diecinueve días-. La propia ambivalencia de Jim hacia Silver se refleja en el último capítulo, cuando él especula que el viejo pirata debe haberse instalado en un cómodo retiro: "Y ójala así sea, porque sus posibilidades de gozo en el otro mundo son harto escasas.".